Es ahora cuando, una
vez liberada toda la zona manchega, se inicia la segunda parte de la ocupación:
la repoblación de aquellos lugares que han quedado prácticamente
despoblados.
Probablemente el Concejo
de Alarcón, a quien pertenecía la aldea de Minaya, iniciase
la repoblación del lugar, pero con poco éxito por ser escaso
el atractivo que para los nuevos pobladores tuviese nuestra aldea. Hemos
de esperar a la aparición de una figura de gran importancia en la
repoblación de la Mancha Albacetense: el Infante Don Juan Manuel,
nacido el año 1282, hijo del Infante Don Manuel hermano del rey Alfonso
X "el sabio". Recibe Don Juan, por herencia de su padre, el Señorío
de Villena y con él la tarea de su repoblación. Para ello
confirma y amplía privilegios a pueblos ya establecidos con el fin
de atraer a nuevos pobladores, como son los casos de Almansa, Chinchilla,
Jorquera y otros, y funda nuevos pueblos dotándolos de término
propio tales como Minaya, La Roda y Villarrobledo.
En la mayoría
de los casos, los pueblos estarán gobernados por un grupo de vecinos,
el Concejo, que dará cuentas al Señor de Villena, pero en
algunos otros el Infante Don Juan hará cesión de sus derechos
y donará el pueblo y su término, en calidad de Señorío,
a algún personaje de su confianza. Este es el caso de Minaya.
El día ocho
de noviembre de 1330, el Concejo de Alarcón reunido en asamblea y
a petición de Don Juan Manuel (Alarcón pertenecía al
Señorío de Villena), acuerda la donación de la puebla
de Minaya y su término, desgajado de San Clemente (aldea de Alarcón),
a Diego Fernández de Cuenca, despensero mayor de Doña Blanca,
suegra de Don Juan, según consta en documentos conservados en el
Archivo Municipal de San Clemente y en el Real Archivo de Simancas.
Cinco años después,
Don Juan Manuel concede al Señor de Minaya permiso para traer a su
pueblo hasta cien colonos con sus familias, y el año 1370 el rey
Enrique II confirma la donación y el permiso de repoblación,
además de concederles la facultad de administrar justicia en su Señorío,
a Juan Alfonso y Lope Fernández, hijos y herederos de Diego Fernández,
según documentos conservados en el Real Archivo de Simancas.
Esta situación
de Minaya como Villa de Señorío tanto territorial como jurisdiccional,
se prolongarán durante varios siglos hasta la abolición de
los Señoríos por las Cortes de Cádiz el año
1812. No obstante, el antiguo Señor de Minaya seguirá manteniendo
todas sus posesiones hasta bien entrado el siglo XIX.